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¿Depresión, Tristeza o Angustia?

Es común escuchar el término depresión, cuando en muchas ocasiones no se trata de otra cosa que un estado de "tristeza". Lo mismo sucede a la inversa, pues son cosas francamente diferentes: una es normal, la otra es patológica.


 
Lic. Juan Pinetta

Psicólogo; psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), componente de la IPA y la FePAL. Ex editor de la revista Moción (APA; 2012-2015) y de la revista Transformación (OCAL; 2014-2016), Coord. del Depto. de Psicoanálisis y Sociedad (APA; 2016-2020), Coordinador de Zeitgeist Analíti@. Ex periodista. 









Hoy es corriente escuchar en las comunicaciones cotidianas la expresión vulgarizada del término "depresión", cuando en muchas ocasiones no se trata de otra cosa que un estado de "tristeza". Lo mismo sucede a la inversa, pues son cosas  francamente diferentes: una es normal, la otra es patológica.

La tristeza es saludable porque permite tramitar una pérdida. En cambio, la depresión es un estado de no elaboración del duelo, es permanente, habiendo llegado para quedarse, anula -según sea el grado- la capacidad de trabajar, la iniciativa, la posibilidad de corresponder un amor, incluyendo un desinterés visible y manifiesto por las cosas que constituyen los intereses habituales de la vida.

La tristeza sucede ante hechos disruptivos de la vida, que pueden o no corresponder a los ciclos vitales: La pérdida de un amor, de un trabajo, un examen, un concurso, la muerte de alguien querido. Ante estos hechos disruptivos se produce, habitualmente, el proceso llamado de duelo, cuyo transitar no anula la capacidad de trabajar y disfrute.

La depresión tiene otra característica. No hay objeto perdido. Puede camuflarse, pero no hay razón en la realidad compartida que justifique un sostenido estado de depresión propiamente dicha.

Está bien ponerse triste, porque así se logra trabajar, limar, llorar y abandonar al fin el objeto perdido (sea cual sea: trabajo, amor, filiación). En cambio, está comprobado que la supresión de la tristeza cuando es necesario transitarla, puede traducirse en depresión encubierta.

Siendo más específicos, también se habla de angustia. Esto es un sentimiento que incluye a veces sensaciones de ahogo, opresión en el tórax, sofocamiento, 'nudos en la garganta'. Se trata de un sentimiento que invade a la persona, siendo en general su causamiento desconocido para el mismo, por eso es diferente a la tristeza.

La angustia es una señal de peligro, de causa desconocida, a diferencia del miedo a algo concreto y real, o de la fobia, que tiene un objeto al que se le tiene miedo.





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Hoy es corriente escuchar en las comunicaciones cotidianas la expresión vulgarizada del término "depresión", cuando en muchas ocasiones no se trata de otra cosa que un estado de "tristeza". Lo mismo sucede a la inversa, pues son cosas  francamente diferentes: una es normal, la otra es patológica.

La tristeza es saludable porque permite tramitar una pérdida. En cambio, la depresión es un estado de no elaboración del duelo, es permanente, habiendo llegado para quedarse, anula -según sea el grado- la capacidad de trabajar, la iniciativa, la posibilidad de corresponder un amor, incluyendo un desinterés visible y manifiesto por las cosas que constituyen los intereses habituales de la vida.

La tristeza sucede ante hechos disruptivos de la vida, que pueden o no corresponder a los ciclos vitales: La pérdida de un amor, de un trabajo, un examen, un concurso, la muerte de alguien querido. Ante estos hechos disruptivos se produce, habitualmente, el proceso llamado de duelo, cuyo transitar no anula la capacidad de trabajar y disfrute.

La depresión tiene otra característica. No hay objeto perdido. Puede camuflarse, pero no hay razón en la realidad compartida que justifique un sostenido estado de depresión propiamente dicha.

Está bien ponerse triste, porque así se logra trabajar, limar, llorar y abandonar al fin el objeto perdido (sea cual sea: trabajo, amor, filiación). En cambio, está comprobado que la supresión de la tristeza cuando es necesario transitarla, puede traducirse en depresión encubierta.

Siendo más específicos, también se habla de angustia. Esto es un sentimiento que incluye a veces sensaciones de ahogo, opresión en el tórax, sofocamiento, 'nudos en la garganta'. Se trata de un sentimiento que invade a la persona, siendo en general su causamiento desconocido para el mismo, por eso es diferente a la tristeza.

La angustia es una señal de peligro, de causa desconocida, a diferencia del miedo a algo concreto y real, o de la fobia, que tiene un objeto al que se le tiene miedo.






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